sábado, 8 de noviembre de 2014

Elegir una actitud positiva



Isabel Sala


Imagina que una persona llamada Thú, sale de su casa un día cualquiera y se dirige a su lugar de trabajo en una oficina. El día es bonito, hace un sol brillante y una temperatura perfecta. Justo antes de entrar en la oficina, una persona a la que Thú no conoce, se acerca y sin mediar palabra le regala un cactus en una pequeña maceta. Uno de esos llenos de pinchos por todas partes. ¿Qué puede hacer Thú con ese cactus?

Después de la inicial sorpresa ante el inesperado regalo, puede elegir hacer muchas cosas, se me ocurre que para empezar puede o bien decir algo así como "ya estamos, ha tenido que venir el loco de turno a darme el cactus a mí. ¿Es que tengo cara de tonto? Siempre me dan a mí todos los cactus...". O también podría decir "Gracias! La verdad es que los cactus no son mis plantas favoritas, pero te agradezco el detalle, a ver qué puedo hacer con él"

Una vez encajado el inesperado e incómodo presente, Thú se dirigiría a su lugar de trabajo sin más dilación. Enchufaría posiblemente el ordenador, y mientras este cargaba todo el sistema operativo, Thú decidiría qué hacer con el cactus. Se me ocurre que podría por ejemplo elegir tirarlo directamente a la papelera; o podría agarrarlo con el mayor cuidado para pincharse lo menos posible, y colocarlo en algún lugar donde nadie corriese el riesgo de hacerse daño al rozarlo pero a la vez pudiese observarlo y quedarse con la parte estéticamente bonita que tiene; y por supuesto también podría decidir poner la maceta sobre el asiento de su silla y sentarse encima.

Pero no acaba aquí la cosa... Después de notar los terribles pinchazos del cactus al sentarse, Thú podría darse cuenta de que la decisión de colocar el cactus en el asiento de su silla no ha sido acertada y elegir agarrarlo y ponerlo en lugar seguro; pero también podría quedarse sentado sobre la silla durante 5 horas seguidas, sin levantarse, quejándose, sintiéndose una víctima y maldiciendo al chalado que le regaló el maldito cactus antes de que entrase en la oficina "Con el día tan bonito que hacía y lo contento que estaba yo...!". 

Sí, la historia parece tonta, pero piensa ahora en cuántas veces una situación poco agradable que te ocurre de la forma más inesperada te ha amargado el día. Cuántas veces te has enganchado en tu dolor y has dejado pasar una increíble cantidad de tiempo dando vueltas a las ofensas recibidas, quejándote de tu mala suerte, sintiéndote una víctima, en lugar de hacer algo concreto y eficaz para dejar de sentir ese dolor. 

Es una cuestión de actitud, y la actitud que adoptas en cada momento de cada día, está en tu mano elegirla. Una situación complicada puedes llamarla "problema" o "reto", puedes intentar pasarla por debajo arriesgándote a que te aplaste con su peso o pasarla por encima, puedes sentirte una víctima o sentirte agradecido por una nueva oportunidad para aprender.  

Por supuesto si el chalado le hubiese regalado a Thú un tulipán, no habría nunca sido tildado de chalado en primer lugar, y además todo habría sido más fácil. Pero en la vida hay cactus y tulipanes, y no tenemos el control sobre lo que nos van a regalar cada día, pero sí tenemos la capacidad de decidir en cada momento qué hacer, cómo responder, a lo que la vida nos regala.