No quiero abordar el tema de la depresión desde un punto de vista psicológico, más bien quiero compartir lo que de la depresión aprendí sufriéndola e intentando salir de ella, para que mis reflexiones puedan, ojalá, ser de ayuda para quien, en su recorrido de salida del OD, se encuentre más o menos sumido en esta situación.
Muchos de los que salen del OD tienen que combatir su batalla con la depresión que se presenta en forma más o menos acentuada, porque siempre una forma de vida inauténtica acaba por provocar este síndrome.
En este sentido te invito a mirar a tu depresión como a una amiga, una amiga que te permitió percatarte de lo equivocado que era tu camino y que te dió la fuerza –aunque quizá fué la fuerza de la desesperación- de emprender el camino de salida y de vuelta a una vida más autentica.
La depresión puede provocar mucho sufrimiento, y es muy difícil que nuestro entorno -nuestros hermanos, padres y personas que tenemos cercanas en los primeros tiempo de “aterrizaje”- nos puedan entender si no lo han sufrido en primera persona. Además, los comportamientos depresivos se suman a las “rarezas” de las que ya se habló en este blog, y no es raro que la gente alrededor nuestro no sepa cómo ayudarnos. Y quizá hasta un malentendido respeto por nuestra situación puede llevar a la familia a no tomar la iniciativa de enfrentar el tema de nuestra estancia en el OD y de los motivos de la salida, y con el paso del tiempo el argumento se vuelve casi un tabú, no facilitando la salida y la curación del jaleo interior que nos habita por dentro.
Pero la depresión, con tiempo y con paciencia, en la mayoría de los casos puede curarse. Quizá nos pueda dejar como una huella, un estigma por dentro, que vuelve a doler cuando estemos más cansados, pero pasa.
Unos pocos consejos:
- Si al cabo de una temporada razonable no sales de ella, dejate ayudar por un buen psicoterapeuta.
- Mientras que no pasa, no intentes escaparte. Hay que mirar los miedos a la cara para que se disuelvan: “El miedo tocó a la puerta, la fé salió a abrir y el miedo ya no estaba”.
- Vives en el presente: la dosis de depresión de hoy puedes sobrellevarla, no pienses en la depresión de mañana o pasado mañana. Ya verás cómo irá difuminándose y desapareciendo.
- Busca a alguien que comprenda y con quién desahogarte. Si tienes necesidad de hacerlo, debes poder elaborar tu experiencia sin el temor de ser pesado o de ser juzgado.