miércoles, 10 de septiembre de 2014

Enmarcar los momentos de depresión

por Elena Longo

No quiero abordar el tema de la depresión desde un punto de vista psicológico, más bien quiero compartir lo que de la depresión aprendí sufriéndola e intentando salir de ella, para que mis reflexiones puedan, ojalá, ser de ayuda para quien, en su recorrido de salida del OD, se encuentre más o menos sumido en esta situación.

Muchos de los que salen del OD tienen que combatir su batalla con la depresión que se presenta en forma más o menos acentuada, porque siempre una forma de vida inauténtica acaba por provocar este síndrome.

En este sentido te invito a mirar a tu depresión como a una amiga, una amiga que te permitió percatarte de lo equivocado que era tu camino y que te dió la fuerza –aunque quizá fué la fuerza de la desesperación- de emprender el camino de salida y de vuelta a una vida más autentica.

La depresión puede provocar mucho sufrimiento, y es muy difícil que nuestro entorno -nuestros hermanos,  padres y personas que tenemos cercanas en los primeros tiempo de “aterrizaje”- nos puedan entender si no lo han sufrido en primera persona. Además, los comportamientos depresivos se suman a las “rarezas” de las que ya se habló en este blog, y no es raro que la gente alrededor nuestro no sepa cómo ayudarnos. Y quizá hasta un malentendido respeto por nuestra situación puede llevar a la familia a no tomar la iniciativa de enfrentar el tema de nuestra estancia en el OD y de los motivos de la salida, y con el paso del tiempo el argumento se vuelve casi un tabú, no facilitando la salida y la curación del jaleo interior que nos habita por dentro.

Pero la depresión, con tiempo y con paciencia, en la mayoría de los casos puede curarse. Quizá nos pueda dejar como una huella, un estigma por dentro, que vuelve a doler cuando estemos más cansados, pero pasa.

Unos pocos consejos:

- Si al cabo de una temporada razonable no sales de ella, dejate ayudar por un buen psicoterapeuta.

- Mientras que no pasa, no intentes escaparte. Hay que mirar los miedos a la cara para que se disuelvan: “El miedo tocó a la puerta, la fé salió a abrir y el miedo ya no estaba”.

- Vives en el presente: la dosis de depresión de hoy puedes sobrellevarla, no pienses en la depresión de mañana o pasado mañana. Ya verás cómo irá difuminándose y desapareciendo.

- Busca a alguien que comprenda y con quién desahogarte. Si tienes necesidad de hacerlo, debes poder elaborar tu experiencia sin el temor de ser pesado o de ser juzgado.