jueves, 2 de octubre de 2014

Los estados de ánimo y cómo cambiarlos

por Isabel Sala


¿Qué tal si te digo que cambiar ese estado de ánimo bajo y triste por otro más positivo y lleno de energía no es tan difícil y que además está en tu mano hacerlo…?

El estado de ánimo puede ser consecuencia de un desequilibrio bioquímico en nuestro organismo. Un exceso de segregación de determinada hormona, o una mayor o menor concentración de algún elemento químico en nuestra sangre, pueden dar lugar a que nos sintamos hundidos y lo veamos todo negro. A veces estos desequilibrios son ocasionales y reversibles, y otras se “enquistan” y se hacen permanentes. En ocasiones el desequilibrio bioquímico se produce primero y sin intervención de nuestra parte, y el cambio del estado de ánimo es la consecuencia.

Cuando la situación es permanente y no está en nuestra mano cambiarla, hay que acudir sin duda a un buen especialista (endocrino o psiquiatra generalmente), para que nos recete las medicinas necesarias para corregirlo.

Pero muchas veces llegamos a esas situaciones de desequilibrios bioquímicos que requieren de fármacos para ser reversibles, a base de repetir durante mucho tiempo patrones de comportamiento que generan esos desequilibrios, que se agravan con el tiempo. En estos casos, además de corregir el desequilibrio bioquímico con medicinas, tenemos que cambiar los patrones de comportamiento que lo han generado. Si no lo hacemos, nunca podremos dejar las medicinas, porque constantemente estaremos destruyendo nosotros lo que las medicinas arreglan.

Aquellos que tienen desequilibrios bioquímicos no-enquistados, también generan dichos desequilibrios de forma constante aunque más breve en el tiempo y naturalmente reversible. Y lo hacen también con sus patrones de conducta. Estos estados de ánimo negativos ocasionales generalmente se agotan en el tiempo, pero mientras duran nos inmovilizan y sobre todo no nos sentimos bien.

Si el estado de ánimo que tenemos es positivo, nos lleva al optimismo, a tener una actitud abierta para intentar cosas nuevas, a movernos hacia delante en la vida, a disfrutar de los momentos. Estoy segura de que si os pregunto a cada uno qué estado de ánimo tendríais si pudieseis elegir, todos diríais que uno positivo. Yo también. Bien, pues vamos a aprender a cambiar el estado de ánimo (seguro que hay muchas formas de hacerlo, yo voy a compartir contigo una cuya eficacia hemos comprobado muchos de mis clientes y yo misma).

Las personas somos un todo compuesto por cuerpo y alma. Dentro de lo que llamamos cuerpo, incluimos el cuerpo propiamente dicho y la mente. Al ser un todo, lo que le pasa a nuestro cuerpo repercute en nuestra mente, y viceversa.

La forma en que nuestro cuerpo reacciona a nuestros pensamientos, son las emociones. Una persona que tiene continuamente pensamientos negativos hacia sí mismo o hacia los demás, difícilmente va a sentirse contento. Al contrario también es cierto. Haz la prueba…

Nuestros pensamientos tienen un papel determinante en la calidad de nuestra experiencia vital. Así que lo primero que tienes que cambiar para tener una experiencia vital más positiva, es lo que piensas. Y lo que piensas depende de dónde pones el foco de tu atención. Si lo pones en las cosas buenas que tienes en tu vida, generarás pensamientos positivos. Si lo pones en las cosas menos buenas, generarás pensamientos negativos.

Date unos momentos y fíjate dónde tienes puesta tu atención a lo largo del día. ¿En qué piensas? ¿Te centras en las desgracias del mundo y de tu vida, o en lo que en tu vida y en el mundo hay de bueno?

En función de dónde ponemos el foco de nuestra atención, así será también nuestro diálogo interno. Sin necesidad de estar locos, todos nos pasamos el tiempo hablando, bien en voz alta para comunicarnos con los demás, o bien hablándonos a nosotros mismos. Hay un ejercicio interesante que te recomiendo hacer si quieres reírte un rato: siéntate delante de una hoja en blanco o delante del teclado del ordenador, y durante solo 5 minutos, escribe absolutamente todo lo que pase por tu mente. Agotador… Breve ejemplo: “este post es demasiado largo, debería quitar lo del ejercicio……… uy que tarde! Me quedan solo 5 minutos para ir a recoger al niño del colegio, no voy a poder acabarlo…..…bueno da igual, lo acabo esta noche…….. sí, claro, esta noche…, si tengo un Skype a las 22:30, acabaré tardísimo….…bueno da igual, una cosa detrás de la otra……. qué calor!, otoño, ven!.......(suspiro)…….. tengo que lavar las cortinas del despacho….bueno, ya, se acabó el ejercicio…….”. Todo esto en aproximadamente 1 minuto! Ahora prueba tú y verás a lo que me refiero con el diálogo interno. Más bien es un constante parloteo de la mente, que en otro momento aprenderemos a controlar para disfrutar de los beneficios del silencio.

Lo importante ahora es que prestes atención al tono de tu diálogo interno. ¿Qué te dices? ¿Criticas, te quejas, expresas agradecimiento? ¿Qué adjetivos usas más para referirte a ti mismo o a los demás? Haz una lista: ¿son adjetivos de aprecio o de desprecio?

Si eliges poner el foco de tu atención en las cosas buenas que hay ahora en tu vida y cambiar tu diálogo interno para generar pensamientos más positivos, tu estado de ánimo va a cambiar a mucho más alegre y optimista de forma inmediata.

El efecto máximo lo conseguirás si además de cambiar el foco de tu atención y tu diálogo interno, lo acompañas con un cambio en tu fisiología. Si te sientes triste y hundido y vas a acostarte en el sofá y te tapas con una manta cabeza incluida, bajas las persianas y te quedas en penumbra, y para rematar el cuadro te pones una música de fondo melancólica que habla de un desamor, te garantizo que te hundes más. Si por el contrario te vistes y sales a la calle para que te del aire fresco en la cara, te sientas en una terraza a tomar un café, cambias tres frases con la persona que te vende el pan o la prensa, o te pones una música vibrante, vas sin duda alguna a sentirte mejor.


Cada momento de cada día de tu vida, puedes escoger el estado de ánimo que tienes. Cuando te sientas bajo de ánimo, examina brevemente ese  triángulo compuesto por el foco de tu atención, tu diálogo interno y tu fisiología. Si uno o más de estos elementos te están empujando hacia abajo, cámbialos y observa los efectos.

Si quieres poner en práctica lo que acabas de leer, tienes algunas ideas aquí: http://lagimnasiamentalyemocional.blogspot.com.es/2014/09/los-estados-de-animo-y-como-cambiarlos.html