Cada uno de nosotros
dotamos de contenido nuestra realidad. Un mismo acontecimiento puede ser
interpretado de muchas formas distintas. Una vez nos cerramos en un punto de
vista, no tenemos otra opción sino ver las cosas de esa forma.
La mala noticia es que
es esa interpretación que hacemos de lo que nos pasa lo que nos genera estrés,
desasosiego, tristeza… y no tanto lo que ha ocurrido en sí mismo.
La buena noticia es que en todo momento está en nuestra mano cambiar eso que pensamos, y por lo tanto lo que sentimos y lo que hacemos cuando respondemos.
Las
cosas en sí mismas no tienen un significado, tienen el significado que elegimos
asignarles. Ante una misma situación podemos decir “tengo un problema enorme que siento que me aplasta y me inmoviliza,
todo me pasa a mí…”, o “tengo un reto delante y voy a ver qué puedo aprender de
esta situación difícil que estoy atravesando”, etc.
Cuando
te sorprendas a ti mismo haciendo una interpretación de algo que te ha pasado,
hazte estas cuatro preguntas:
- ¿Estoy 100% seguro de
que mi interpretación de lo ocurrido es totalmente cierta?
- La interpretación que
hago de lo ocurrido, ¿me hace feliz o infeliz?
- ¿De qué otra forma puedo
interpretar esta situación?
- ¿Cuál de estas dos
formas de interpretar el mismo hecho quiero elegir?
-
Lo que
estamos haciendo con estas preguntas es que la mente tome un poco de distancia
y se abra a observar lo ocurrido desde otra perspectiva y a considerar nuevas
posibilidades. Generalmente, esa mínima distancia nos hace ver la situación,
circunstancia, o persona con la que sentimos tener un conflicto de otra forma,
y la nueva interpretación que hacemos nos hace sentirnos mejor, o menos mal,
que la primera.
Entonces
nos podemos preguntar: ¿quiero mantener la
primera interpretación que me generaba tanto malestar, o prefiero quedarme con
la segunda que me hace sentirme mejor?; ¿quiero ir por ahí peleado
con el mundo y culpando al universo todo por la forma en la que me siento?
Al
principio te puede resultar extraño ese cambio consciente de perspectiva y esa
búsqueda voluntaria de nuevos contenidos para las cosas que te ocurren, puesto
que has estando interpretando la realidad de la primera forma durante mucho
tiempo, quizás años, o quizás desde siempre.
Sin embargo, aferrarse al resentimiento y sentirse mal acerca de algo no conduce nunca a una vida feliz y satisfactoria. ¿Qué puedes perder por intentar hacer las cosas de forma diferente a partir de ahora?
Nadie
excepto cada uno de nosotros es responsable de la forma en la que nos sentimos,
porque la forma en la que nos sentimos depende del significado que elegimos dar
a las cosas que nos pasan.